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Las flores blancas
Poco
a poco intento recuperar la rutina laboral y en mis salidas, las
fachadas presentan esos pequeños cambios que el día a día pocas veces
permite captar. El polvo, las lluvias, el tránsito dibujaron manchas
nuevas..., colonias de arañas bajo la cornisa de la casa blanca, acacias
que han crecido haciendo sombra desde algunas viejas azoteas.
Transitamos aún los últimos días del verano y en la pequeña escuela se hacen presentes los rezagados...
papeles de alumnos...
las flores del árbol
clavadas en el pino
Apenas un murmullo recorre el patio húmedo de esta mañana y siento
breve el paso por esa vereda enrejada a pesar de este andar lento.
Camino en dirección al horizonte desde donde despiertan ante nosotros
las primeras luces.
A veces pienso, a veces me ausento de esas cuadras, el dolor suele abstraerme del entorno... y sigo, y avanzo sin darme cuenta.
Casi llego ya al destino de este viaje de ida cuando allí, tan cerca
del río, el ulular de una ambulancia interrumpe el silencio
brilla el alba en la antena,
las golondrinas en bando
se van y vuelven
El silencio recorre los pasillos... solo la voz de la señorita que
llena los papeles, y la espera y la llamada y la camilla helada...
solo un trino...
el tiempo de esbozar
una sonrisa
Todo lleva su tiempo, pero transcurre relativamente rápido y llega el momento de desandar el camino.
Vuelvo hacia atrás por las mismas calles, nunca sé por qué, pero cuando
me dejo llevar por la intuición algo aguarda para sorprenderme. He
cruzado a la vereda de enfrente...
Con el sol en el orto, buscando las pequeñas sombras de los balcones,
espero llegar pronto. De vez en cuando algún perro de la calle aparece
ocupando esas mismas sombras que busco.
Cruzo la avenida sin mirar el semáforo, está desolado el asfalto y
hasta las plantas ralas del cantero con las hojas gachas, marchitas...
parecen desamparadas.
Se divisa la escuela... estoy llegando, pero algo ocurrió en ese tiempo
en que pasé y volví. Ya no hay alumnos..., el árbol de las flores, el
palo borracho blanco ahora yace ocupando todo el patio y unos jóvenes en
este momento trozan sus ramas y pisotean las flores que siembran por el
camino.
El aire húmedo se ha llenado de vacío y tristeza
parada en la verja...
el tinglado de chapas
cubierto de hojas
.