Me salen barcos de las manos.
En los pasillos de los hospitales
los barquitos tienen
olor a alcohol
y suenan como un quejido
En las salas de espera
los barquitos son
suaves y coloridos, marcados,
y gritan romances y atavíos.
En la plaza
los barquitos se llenan
de ojos infantiles,
el papel plegado tiene bisagras
herrumbradas
que se hamacan…
En las madrugadas desveladas
los barquitos sueñan
utopías
y se animan
a lo eterno.
Me salen barcos de las manos.
Karina Madariaga
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