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La estrella del norte
Un
intercambio de palabras entre mis padres y la orden de ir a la cama
horas antes de esta noche en que me alista y va y viene mi madre
llenando la maleta. Es hora de partir, tomar el bus que nos lleve a la
estación.
Mucha gente llena el salón haciendo cola por los boletos y esperando la llegada de “ La Estrella del Norte “ , ese nombre que cada tanto se oye en nuestra casa.
El tuuu y las corridas en el andén... el tuuu y la partida...
Y
allí estamos, ( aún con los boletos, nos llevan en esas condiciones de
viaje...), una vez más en ese lugar extraño, un lugar oscuro, lleno de
ruidos, sacudidas, sin puerta... donde el paisaje, si hay luz o luna,
corre muy de prisa ante mis ojos.
Será
un viaje largo, de unas cinco horas, allí, en ese fuelle que une los
vagones, con gente hasta en los escalones, sin lugar para sentarse,
tomados de cualquier hierro, apoyados en las latas mugrientas,
engrasadas... mi madre y yo, rodeadas de desconocidos que hablan
extraño, o callan
sentada en la maleta,
en mis mejillas
el helor de la noche
Reposo en la pollera de mi madre, no sé por cuánto tiempo... el ruido aquel
comienza a hacerse monótono y mis párpados pesan un poquito más para
mantenerlos abiertos.
Dejo de ser consciente de aquello que me atemorizaba y sueño en colores
la lluvia en el aljibe…
buñuelos de batata
fríe mi abuela
Con una sonrisa, la voz dulce de mi madre me despierta... “ ya llegamos “
los durmientes resecos
en la tierra del norte -
el beso de mis nonos
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