Con cuidado...
 
 
Y un día... Las cosas se complican en casa ?
Muchas veces entiendes los cambios como complicaciones. Las reglas indican que la vieja casa debe ser adaptada, ajustada a las normas... entonces todos los horarios pasan a disponerse a otras cosas y te encuentras sin nada en la alacena, en la heladera para hacer, esa, tu única comida diaria.

Comienzas a buscar por las calles, en ese horario en que el mundo descansa, algún sitio que te salve.
Calles que no siempre recorres se abren ante tus ojos, sonidos inhabituales que resultan corrientes en ellas




ulular de ambulancias...
entre el galán de noche
se mecen los abrojos

 


Todas las puertas están cerradas hasta hallar frente a la clínica el lugar donde un abanico de cosas aparecen ante nosotros durante la espera. Juguetes, golosinas, agua caliente... y un par de milanesas congeladas. Eso, sin remedio, me llevo a casa y de regreso, con el sol que no calienta el viento helado, verlo posado tras las rejas de la plaza, sobre una copa sacudida.
La pantalla del móvil ennegrece, el clic del móvil silencia. Sólo tus sentidos testigos de ese momento.




momiji rojo...
corriendo tras las hojas
que aleja el viento

 


Con las que logras alcanzar llegas a casa y ese día, el más frío del año, te encuentras con tres boquetes en las paredes, los calefactores en el piso, el aire, la nada en los grifos y hasta en el alma




polvo de ladrillo...
dejando con cuidado
las hojas rojas


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