A veces el viento...
Inicio mi
caminata de regreso a casa en el mismo momento que finaliza la clase de inglés
en la Academia. Al pasar... la voz al móvil pregunta
- ma, me
vienen a buscar ?
- ...
- sí, hace
calor ! 32 grados hacen !
- ...
Sobre el
cable que cruza la esquina, chilla una golondrina como aquella que dejé en la
cuadra atrás y ésta en la que reluce en su panza color plata el sol desde el
poniente.
Sigo
andando y ya ni sé que sucedió con la niña acalorada ni con los reclamos de las
aves.
Nuevos
sonidos atraviesan mi camino y mientras escribo me hago a un lado, el skater
viene directo a mis tobillos.
El calor
casi veraniego roza la piel y desde las vidrieras venden viajes increíbles a
lugares maravillosos, siempre tan lejanos, siempre inalcanzables que sólo mi
imaginación puede recorrerlos... Distraída en aquellas grutas... un grito
me vuelve al camino, el helado de crema se derrite en la acera del laboratorio,
donde un golden color arena espera atado en la puerta. La joven
embarazada sale con un sobre blanco y feliz se aleja sin reparar en nada, en
nadie. Un leve sonido atrae mi atención y la del perro, la corteza del
árbol de Júpiter se resquebraja llevándose la luz del sol hasta el suelo.
Ese mismo
sol que de pronto parece irse con la mariposa amarilla que vuela sobre la
calzada, sobre la acera, más allá del techo y se pierde en el cielo azul, quien
sabe con qué rumbo o quizás no lleve ninguno, sólo el vuelo que a veces
cambiará o guiará el viento. Tal vez llegue al río o más allá de
él... Dónde descanzará sus alas, dónde hallará alimento en el camino que
su vida le ofrece.
Los
veinte minutos que me demandan llegar a casa están por cumplirse y si bien las
calles recorridas son las mismas, otros seres le han dado hoy un matiz
existencial...
Desde la
mañana a esta hora en que lo reencuentro, se han abierto los copos del palo
borracho y algunas semillas envueltas en algodón siguen el mismo rumbo,
ninguno, alguno. Unas, el aire, otras el charco enlodado del patio de
tierra.
Y allí,
en medio de la vida que llega, de la que se va, discurre mi presencia, mi
ausencia. Vida en mi vida. Se ha vaciado mi mente, se ha llenado mi
espíritu.
en la puerta
del garaje,
con el pico
abierto
seco, un
gorrión
.