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Voy a hablar de la salida...


Aveces siento que estas islas que me habitan, que tan a menudo habito... se parecen a peder el 'espíritu navideño', a perder la esencia de la vida.  Pero es tan inconsciente, tan invasivo que aunque se viva con mucho dolor, angustia, tristeza...lágrimas..., es como sentirse encerrado en el lugar seguro, conectado con la tristeza que te ahoga, abrazado por ese clima del que no puedes conscientemente huir.


Si los amigos, si los enemigos supieran el esfuerzo que representa ese día que decidimos cambiar el ropaje que nos cubre, abrir la puerta y enfrentar con una sonrisa el aire que nos roza, las voces que nos rodean..., podrían (o deberían) actuar con empatía, comprendiendo el peso que representa esa salida.  Porque 'olvidar', 'dejar algo que en verdad se necesita...' para obligarse a salir otra vez, no es excusa válida cuando el argumento es tan poderoso.


No es que me lleve mal con el mundo, lo habito, soy sociable, pero introvertida...  Soy observadora, afectuosa, pero... (en el momento más inesperado, llega)



tan repentino...,
un pequeño mal gesto...
rompe el cristal



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