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Córdoba 


Será que siempre se tienen recuerdos lindos, divertidos, amargos, vergonzantes de un lugar ?  A mí me sucedió con Córdoba.  Ah, qué generosa fue la naturaleza con esa región.  Tan bella por sus elevaciones, por sus torrentes de arroyos, por su sol, por su nieve... por su aire

Con mi amiga cordobesa, jóvenes, abandonadas..., decidimos un viaje breve a su tierra natal.  Lo breve no le quitaría dinamismo para empacharnos de rincones posibles a ser conocidos. 

Los lugares tenían nombres establecidos en una lista de planes.

Bajamos del bus y dejamos los bártulos en casa de la familia tras un intercambio de saludos. Era nuestro propósito aprovechar las luces del día.  Así fue como de inmediato subimos a otro bus para recorrer el camino ascendente de las sierras... 


Un camino incomparable, verdes, caminitos, chalecitos... Lugares que te enamoran desde la ventana, Bialet Massé, Villa Caeiro, pequeños paraísos salpicados en la sierra. 


Llegar a Los Cocos... y entrar al laberinto natural y girar a derecha, izquierda, a norte, sur, y reconocer cada tanto el mismo lugar. El sol se ponía, cerraban el paseo y vinieron a rescatarnos... risas, qué más...., sería que estábamos apunadas...

Subimos a otro autobús y bajamos a Cosquín, un pequeño lugar con una plaza de cemento donde en otros días se llena de música de todos los rincones de nuestra tierra y gente que se instala para vivir las nueve noches de festival... 


Poco para ver en el aire coscoino



cielo estrellado...

en el valle de Punilla

ecos de grillos 



Subimos al bus rumbo a la capital donde compramos unas pizzas y empanadas... rodeadas de muchedumbre urbana, para compartir la cena y aventuras en familia.


 Al día siguiente nuestro destino era Carlos Paz, uno de sus balnearios, El Fantasio, ojalá pudieran oír a un cordobés pronunciar "el faaantasio".  Río San Antonio, solo conocí el fluir de sus aguas ese día, en ese lugar.  Un río precioso con una playa de piedras, grandes, sí, donde recostarse al sol y dejarse llevar por el murmullo de las aguas bajando... 




La brisa serrana roza los pequeños cuerpos, los grandes cuerpos.  Perrunos cuerpos, humanos cuerpos, 'blanco teta', de años de oficina.  Así pasaron todas las horas, con el sol en el orto hasta el poniente y los cuerpos rotando hacia la luz, espalda a la luz... 



risas en el agua,

en el cuenco de rocas

los renacuajos...



...Con el ocaso volvimos con tiempo para darnos un baño antes de la cena. 

Fuego por fuera, fuego por dentro, agua por fuera, agua por dentro.  No pude resistirme a beber agua de la canilla cordobesa. Ah ! 


Un buen asado después de un día maravilloso y a la cama. 

Giré tanto en la cama como sobre esa roca en el día.  Mi cuerpo estaba inflamado y no tenía posición posible en el lecho, el roce de la sábana era doloroso..., pero no terminó ahi mi noche.  Nunca bebas el agua de Córdoba si no estás habituado.  Mi organismo comenzó un ciclo de dos días a base de carbono y líquido para evitar la deshidratación y ungüento para aliviar la quemazón. 


Era domingo, último día, y una visita a la noche cordobesa se hacía imprescindible (no para mí), pero aprovecharía para realizar más rezos 



peatonal cordobesa,

las rejas cierran

la capilla



Sin recogimiento... emprendimos el regreso con la bendición de la belleza de la tierra






"Curso de Cordobés, vol. 1 con @matzorama" 

https://youtu.be/bPvnPM6qN5o


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