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Un viaje...
Disparó el viaje, la fotografía de una esquina que tantas veces crucé. Así, al alba, con el arrebol de las primeras luces sobre el empedrado brillante, resbaladizo de rocío.
Esos días como personal activo, cuando recorría a pie tantos rincones de la ciudad. Observando esas viejas casonas, habitadas, deshabitadas, con las fachadas descascaradas y sus balcones de hierro forjado, de épocas de la colonia, casi estilo español, que ya no recuerdan las voces, ni el perfume de las flores que albergaban.
Esas construcciones en las que hoy debemos reparar antes que se transformen en un montículo de escombros y una columna de cemento y cristales...
Esas calles que ya no recorro, que me llevaban hasta la oficina de mi amiga muerta.
En la costanera, visitada cada mañana por la calandria, hoy ha salido a caminar al sol la lagartija, que por costumbre humana ha sido bautizada con el nombre, "Rita".
Está remozada mi ciudad, está linda, pero distinta. Hay 'cosas' con vida que se han mantenido, que han crecido junto al recuerdo del día que nacieron... El pequeño olivo, con su pequeña ceremonia... hoy hace sombra y se ondula al paso del viento aveces cálido del río, o del sudeste "que trae agua como peste", o del sur, que con su frío nos deparan unos próximos días de alivio...
Es diciembre y la calle céntrica se está vistiendo de fiesta. Como lunas llenas, brillan intercalando columnas coloniales, unos globos enrejados con decenas de lucecitas blancas, como estrellitas en constelación y que a lo largo del recorrido parecen la vía láctea. Ah, y el globo madre, instalado en la plaza, permite a niños y adultos sentirse el centro de la galaxia sin viaje, sin trajes espaciales, y aveces sin barbijo...
Parece austera la ornamentación, aunque seguramente nos has costado unos cuantos pesos a los ciudadanos, al menos es estéticamente bonita y suma a la ilusión del espíritu navideño, de un nuevo nacimiento de esta humanidad que atravesada por una pandemia se resiste a reencausarse en el camino de la solidaridad, del respeto por el otro, de ponerse en la piel que no le es propia.
Unas cuadras más hacia el norte, unos kilómetros..., unas cuantas hectáreas bordeando el río, salpicado de lagunas, estrenamos el Eco Parque.
Un tanto desmontado, zizea el viento en el juncal... Se ha mejorado el camino para ser recorrido a pie, en bici, en medio del bioma costero, con el aroma de las lagunas y las especies que lo habitan, desde aves acuáticas, muchas negras contrastan con algunas garzas blancas, aves, mamíferos... Cada suspiro se llena con una imagen de color y movimiento.
se pone el sol...
mientras, la nutria come...
junto a una zancuda
Sobre la laguna, caminar las tablas de la pasarela e introducirse aguas adentro entre el camalotal, la planta viajera, y descansar la mirada y la mente
Laguna La Florida,
la jacana alimenta
sus dos pichones
Aún no he llegado al Eco Parque, me llevan o voy en helicóptero... Los awares son de mi hijo, que llegó de tardecita, tras visitarlo, sorprendido con sus avistamientos.
Sin darme cuenta recorrí calles, bajo los fresnos, bajo los tilos, un día de sol. De sur a este, de este a norte, de norte a sur. Pasados minutos, horas de otro tiempo..., he regresado a este blog de escritura...
San Nicolás,
un paseo virtual
desde la cama
Página de la Municipalidad de San Nicolás
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