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Pequeño espacio 


Corro el visillo de la puerta del lavadero para mirar el exterior en otro patio, el más pequeño de la casa.
El tapial que nos separa de la vecina está a un metro y medio del cristal, cerca, demasiado como para aspirar a una aventura en él.
Verdea el granulado del muro, pero no se ve negro como los muros del piso superior, donde brilla el verde de los claveles del aire aferrados salpicadamente aquí y allá.



No cuida niños...
Ahora la vecina
cuida a su madre



Es tan pequeño, como el patio, el cielo que permiten ver las paredes desde adentro.
El edificio que oculta cada puesta de sol tiene los cristales ocultos tras las persianas, llueve y nadie parece observar el agua que cae, que golpea, que enfría... empapando hasta los pensamientos.

En otros días, en ese mismo lugar de cielo, he visto volar por decenas las golondrinas, las he visto habitar el mismo edificio de humanos, he visto su resplandor entre chillidos al amanecer de tantas primaveras.



trinos a media mañana,
la golondrina
corteja en vuelo



Mis ojos gastados miran, intentan ver lo que ni ocurre en ese espacio, en este tiempo.
Ahora dispongo de todo el tiempo...
Dónde se ha ido el tiempo, la vida


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