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 Cuarenta y seis años.


Sí, acabo de hacer una cuenta de algo, de eso, de aquello que al hacerlo tomo dimensión del hecho. Realizar una diferencia entre el inicio y el final, tomando como base sólo los números.

Cuarenta y seis años han transcurrido entre esa tarde en el colectivo y ese mediodía en que me bajé del auto.

Una jovencita rubia con rizos artificiales, las pestañas alargadas por el rímel, los labios coloreados de mora silvestre transformada en esta señora encorvada, de escasa melena gris, con la cara lavada de la mañana, resolvía convertirse en 'libre' luego de cuarenta y seis años.

Al fin, todas las horas del reloj sin tiempo a mis pies...

y así fue, con la misma fortuna que me bendijo toda la vida, seis meses transcurrieron en nuestra acostumbrada normalidad y luego esto, más de un año con un nuevo mundo en el aire...
Con olas y olas que no sabemos como surfear y con un cuerpo donde las células varían sus funciones, un cuerpo que se ha desajustado justamente cuando las camas faltan afuera...




radio en pandemia.
Ricardo Cocciante, canta
"...y ahora desnúdate..."




Siempre las esperas, las demoras son malas, pero cómo cambio el vicio de procrastinar aunque me vaya la vida en ello




acumular recuerdos
desoyendo los síntomas...
un gorrión se entibia...



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